A Mireia el primer ataque, el atropello en el London Bridge, le pilló en una casa en la que estaba reunida con amigos. Las primeras noticias le pillaron a salvo, y después ella y sus amigos decidieron volver a sus casas antes de que la policía cerrase todas las calles y medios de transporte: se marcharon de la zona en un coche Uber, y desde él vieron el escenario que seguía a los atentados. "Íbamos viendo las calles cortadas, la gente presa del pánico y se oían disparos de la policía", cuenta Mireia.