Muchas casas y fincas en las que se han cometido algunos de los asesinatos más sangrientos de los últimos tiempos están a la venta: la finca donde se produjo el crimen de Asunta o donde Bretón mató a sus dos hijos, el chalet del descuartizador de Pioz,… Los expertos dicen que son viviendas muy difíciles de vender, sobre todo en los tres o cuatro primeros años.