Un vuelo salió de Ibiza con un Cristiano Ronaldo dispuesto a contar toda su verdad en los juzgados madrileños. Allí, esperándole, 200 periodistas esperaban su aparición. Entre medias seguidores y detractores vitoreaban y acusaban al futbolista a partes iguales. Ni pasillito, ni uso del atril que se preparó para escucharle públicamente, Cristiano Ronaldo entró por la puerta de atrás y salió sin que nadie pudiera acercarse a él.