Álex comió en casa de su suegra y a las 15:00 horas se marchó porque había quedado con un amigo. Cuatro horas después, a las siete de tarde su mujer empieza a preocuparse cuando él no contesta al teléfono. En su camino a casa se encuentra el coche de la víctima aparcado y al entrar ve a su pareja tumbado en un charco de sangre. “Desde el primer momento en que lo vi, ya sabía que estaba muerto”, afirma. Nadie sabe quién ni por qué ha sido asesinada.
Álex tenía 25 años y tres hijos. La casa estaba llena de restos de sangre y huellas. Pocos días después, la Policía detiene a José, primo hermano de la víctima, con antecedentes penales por drogas y robos. “Yo sé perfectamente que no lo hizo solo. Mínimo lo hicieron tres”, dice la hermana de la víctima.