Minutos después de su llegada a los juzgados de la Audiencia Provincial de Palma, la Infanta Cristina se ha sentado en el banquillo de los acusados. Lo ha hecho en la última fila, en el último lugar puesto que de no aceptarse la doctrina Botín será la última en declarar. En la misma fila pero en el extremo opuesto se ha situado su marido, Iñaki Urdangarin.