Una tortuga en el campus, un loro en el balcón y un runner entre ciervos: siguen los efectos colaterales del encierro humano
Los animales siguen dejando imágenes para el recuerdo entre el silencio del confinamiento alrededor del mundo
Vamos saliendo a la calle pero de manera tímida, sin grandes alardes ni aglomeraciones. El mundo parece dormido, y eso a los animales les confunde. Se alejan de sus zonas de confort y se acercan a zonas pobladas. Desde una tortuga que se despista en la playa de San Diego y acaba paseándose por el campus de la universidad hasta un loro que se acerca a un balcón en Caracas, pasando por el runner profesional Mo Farah, al que le surge la compañía de unos ciervos en Londres.
Hemos visto desde leones echados en carreteras en Sudáfrica hasta un puma por las calles de Chile. Es curioso, pero sin humanos algunas zonas urbanas están más divertidas que nunca con su propio ‘libro de la selva’. Y no solo las calles. En un zoológico de Hong Kong donde llevaban una década esperando ver a dos pandas reproducirse lo consiguieron en las primeras semanas de confinamiento. Al parecer todo lo que necesitaban era no ser observados por los visitantes.
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Una tortuga en el campus vacío de San Diego
Esta semana entre las imágenes divertidas de animales se ha colado la de una tortuga dándose una vuelta por el campus solitario de la Universidad de San Diego. Aunque cabe aclarar que se desconoce si salió de la playa –es temporada de cría– o si es una de las que viven permanentemente en el lago del recinto, de un tamaño considerable. Sea como sea, al menos alguien aprovecha las instalaciones mientras los estudiantes se refugian en sus casas.
Guacamayos vs perro en Caracas
Otra que nos encanta es la siguiente. Este perro tuvo entretenimiento para rato con este par de loros –para ser concretos, guacamayos–, que decidieron posarse en su balcón. La instantánea la sacó Manaure Quintero en Caracas el pasado abril. Otra para el recuerdo, sin duda.
Unos ciervos se unen al atleta Mo Farah
Esta última quizá ya la hayas visto porque la protagoniza, además de los ciervos que corren como si nada, el atleta olímpico Mo Farah. Hasta que vuelva la normalidad, al menos tiene contra quién competir. El animal es frecuente en Richmond Park (Londres) y es de hecho su mayor atractivo puesto que habitan en él unos 60 ejemplares, pero en general no se acercan demasiado a los paseantes. La carrera con este profesional les animó después de tanta semana sin apenas humanos a la vista.