Los chupadores de sangre se reúnen en Kapital

TELECINCO.ES 04/11/2009 03:33

La prueba de esta semana ponía en juego la capacidad de agitadores nocturnos de los concursantes de Gran Hermano. La cita era anoche a las diez en la discoteca madrileña Kapital, una de las salas más conocidas de la ciudad y que para la ocasión, aunque ya hubiese pasado Halloween, daba la bienvenida a hordas de vampiros que respondían a la invitación.

Había todo tipo de vampiros: algunos disfraces estaban sorprendentemente elaborados. La mayoría de sus dueños admitieron haber reutilizado el atuendo que llevaron este último fin de semana para festejar Halloween. Otros eran más discretos. Algunos llegaron a ponerle imaginación y emplear un par de bolsas de basura para crear una improvisada capa negra. Entre las vampiras, de todo, aunque sorprendían las más sedientas de atención, con escote y minifalda incluidos. Sin embargo, no todo eran exactamente vampiros: algún zombie también se coló en la fiesta. Pero bien por desconocimiento o flexibilidad de los porteros, fueron admitidos como uno más.

Unas pegatinas con el número de llegada, colocada por los porteros en la solapas de los noctámbulos, servían de contador. Gran Hermano esperaba a 1000 sangrientos visitantes para que los concursantes pasaran la prueba de esta semana. Una gran mayoría eran jóvenes, pero no costaba ver por allí a algún que otro padre y, sentada en uno de los sofás del interior de la sala, incluso alguna que otra abuela que también se apuntó al bombardeo. Todos admitieron que estaban allí para poder ver a algunos de sus ídolos de anteriores ediciones o, tal vez, a alguno precozmente expulsado de la actual.

En contacto con Guadalix

En el interior, la sesión podría confundirse con cualquier viernes o sábado en la misma sala: música de baile, preferentemente latina, y mucha juventud. Sólo dos cosas marcaban la diferencia: el aspecto de los asistentes y la proyección de la casa en directo de Gran Hermano en una gigantesca pantalla al fondo de la discoteca. Algunos prestaban atención a lo que hacían Saray, Ángel, Indhira y compañía, pero la mayoría se lanzaron a la barra o a la pista.

Iván fue la gran estrella de la noche. El ganador de Gran Hermano 10 llegó pasadas las once luciendo el número de invitado 375 en su solapa y, curiosamente, sin disfraz de vampiro. Atendió a los fans, a los reporteros de los programas de la casa y no tardó en apuntarse a la fiesta que seguía en el interior.

¿Prueba superada?

Lo más importante: ¿está la prueba superada? No tiene pinta. A eso de las once y media, cuando quedaba media hora para cerrar el plazo de llegada de los chupadores de sangre, el número de asistentes apenas llegaba a los 400. ¿No tienen poder de convocatoria con los del más allá los concursantes de Gran Hermano o es que acaso esta noche había una reunión sacrílega más interesante en Madrid?