Castella, a la gloria

Castella comenzó toreando al buen tercero en un quite por chicuelinas muy ajustado para luego comenzar la faena en un genial inicio de pases cambiados que encadenó con otro pase de las flores ceñidísimo. Faena muy intensa y de medida estructura a este astado, un animal que embestía con transmisión y codicia y que se abría en cada muletazo facilitando la ligazón.

El trasteo alcanzó el clímax en dos series de naturales de mucha profundidad y aunque luego la siguiente serie con la diestra bajó un tanto el diapasón de la obra, el francés supo resolver pasándose al toro por la espalda de manera inverosímil y escalofriante. Otra serie con la derecha muy ligada, enganchado las embestidas, y un final muy redondo de adornos y remates pusieron la guinda a la obra, premiada con las dos orejas, solicitadas de manera unánime por toda la plaza.

Castella se mostró impavido y estoico imponiéndose a las condiciones del sexto, un toro al que pronto se la acabó la pujanza. El torero francés tiro mucho de él y recurrió al toreo de cercanías metiéndose entre los pitones volviendo a caldear al público hasta ponerlo al rojo vivo. Sin embargo, su fallo con la espada le privó de haber obtenido premio mayor.

Morante de la Puebla estuvo muy asentado frente al complicado y geniudo segundo, un jabonero que se se movió muy suelto, acometió con aspereza y tendió a derrotar al final de cada muletazo. El sevillano jugó los brazos a la verónica con cadencia y con la muleta se dobló por bajo en el comienzo del trasteo con reminiscencias de torería añeja, después muleteó al violento astado con relajo y asentamiento pero el público no le perdonó que le enganchara, tomó esta circunstancia como pecado capital y el trasteo no cobró altura. El quinto, que no se desplazó de salida y fue incierto en el ultimo tercio tampoco dio opción de lucimiento al sevillano, que lo intenó sin resultado ante la decepción de un público que había acogido su presencia con ilusión y ganas.

Julio Aparicio no lo terminó de ver claro con el primero, un ensabanado de poca fuerza que tendió a gazapear en el último tercio. De su trasteo el público valoró el inicio del trasteo en el que sobresalieron un trincherazo, un molinete y el pase del desprecio con el sello cartacterístico del diestro madrileño. Tampoco se confió con el cuarto, un toro hondo con el que abrevió pronto.

Plaza de Toros de Las Ventas. Tercera de la Feria de Otoño. Lleno de No Hay Billetes. Toros de Núñez del Cuvillo, de distinta condición. Destacó el tercero bravo y bueno, ovacionado en el arrastre tras petición de vuelta al ruedo. Primero pitado; segundo y cuarto aplaudidos y quinto y sexto silenciados. Julio Aparicio, silencio y pitos; Morante de la Puebla, silencio y pitos; y Sebastián Castella, dos orejas y ovación tras aviso. Se desmonteró el banderillero Curro Molina tras parear al tercero y también destacó en la brega del sexto.