Suspendidas numerosas líneas de Metro y de autobús, calles semivacías y comercios a medio gas es el panorama de Bruselas el día después de los atentados. La ciudad está abatida, la Estación Central ha abierto entre grandes colas de pasajeros que están custodiadas por el soldados belgas. Las empresas han dado la posibilidad a sus empleados de trabajar desde casa, mientras que en los puntos más importantes de la ciudad continúan los controles.