Bernard- Henry Levy señala que los de Al-Qaeda son fascistas con rostro islámico
AGENCIA EFE
18/09/201020:56 h.En un encuentro cargado de mensajes hacia la pérdida de muchos de los valores democráticos conseguidos en Europa, la xenofobia o la irrupción de la religión en la vida política y al contrario, Bernard Henri Lévy y Cebrián, consejero delegado del Grupo Prisa, han actuado como dos "voces libres".
En el prólogo del Hay Festival de Segovia, una fiesta del pensamiento donde la cultura se hace divertida, a juicio de estos primeros participantes, los intelectuales han llegado en un AVE a la ciudad del acueducto, junto con escritores, artistas y políticos.
El filósofo galo, apodado con el acrónimo de BHL, ha recordado que su novela "Diablo en la cabeza", escrita hace 26 años, acaba en Segovia, donde también ha inaugurado la exposición de su amigo el pintor Rafael Cidoncha.
Precisamente en el tren, cuando conversaba con Cebrián acerca del contenido de la conversación que tendrían en público horas después, quien es considerado como uno de los fundadores de la corriente de los llamados nuevos filósofos franceses, ha recibido una llamada de una alta personalidad política internacional.
Cebrián ha revelado que el comunicante le ha dicho a Bernard-Henri Lévy que la mujer condenada por adulterio el Irán Sakineh Mohammadi-Ashtiani, de 43 años, no será lapidada, aunque eso no significa que le hayan amnistiado.
El intelectual francés se ha mostrado muy convencido: "podemos salvar a Sakineh y demostrar a los que ofenden al Islám, porque está en juego el honor del Islám, aparte de la vida de esta mujer, salvándole se defiende a la parte tolerante del Islám, el de las luces, frente al oscuro, el del fanatismo".
Y es que se ha mostrado convencido de que "es falso lo que se dice de que las dictaduras atroces no retroceden, porque a los dictadores les llegan los mensajes y al final retroceden como lo hicieron Hitler o Stalin".
De ahí que en su defensa por la vida de Sakineh Mohammadi-Ashtiani, Bernard-Enry Levy haya concluido que "no es una lucha perdida" y se haya atrevido a asegurar que, mañana, domingo, va a publicar el último artículo en "El País" sobre este asunto, el tercero, y que "no habrá más, porque vamos a ganar".
Tras insistir en que los 10 ó 12 millones de gitanos rumanos pueden ser los "chivos expiatorios" de una Europa en crisis y mostrar su preocupación por lo que considera como auge de la xenofobia, el filósofo ha querido matizar que "con un imán serio nunca tendré problemas, pero con un fascista sí".
Después ha reflexionado sobre su idea de que "el yihadismo no es un problema religioso, sino político, porque a lo que nos enfrentamos es a una estela del fascismo de los años treinta, a un problema de odio a la democracia y a sus valores como la libertad o la igualdad".
Bernard-Henri Lévy ha coincidido con Juan Luis Cebrián en que hay pérdida de los valores democráticos occidentales frente al auge de los religiosos, y ha insistido en que "la crítica a la religión es un derecho adquirido imprescindible y sagrado en Europa".
Por eso, a su juicio, de la misma manera que se puede ser judío, musulmán o católico, "también tenemos derechos a ser discípulos de Voltaire".
La solución del filósofo francés al retroceso democrático o ante el hecho de que la primera potencia económica mundial vaya a ser un país como China, con régimen totalitario, que también percibe Cebrián, es que haya "insurgentes para defender la democracia, porque podemos entrar en una segunda era de glaciación democrática".
Ahí se ha mostrado optimista al pensar que regímenes políticos como los de China e Irán "agonizan" y que, por ejemplo, el espíritu de la insurrección no se aplasta en la plaza de Tiananmen.