Caballero Bonald: "No me interesa la vida tal como es porque para eso me asomo a la ventana"

El acto, en el que se ha rendido homenaje al escritor, ha tenido lugar en el Instituto Cervantes y ha estado presentado por el director de esta institución, Víctor García de la Concha, quien ha destacado durante su intervención el "matrimonio bien avenido" que forman Caballero Bonald y Fajardo, que en esta obra "formulan poesía contra los desahucios de la razón".

El escritor ha señalado que la pintura de Fajardo tiene unos "personajes enigmáticos" con unos ojos que "vigilan y piden cuentas". Sus imágenes se han unido a la palabra de Caballero Bonald, quien define este texto como "poemas en prosa", una especie de "híbrido" al que él prefiere referirse como "poemas dispuestos geográficamente como si fueran prosa".

El escritor, que el próximo 11 de noviembre cumplirá 88 años, ha destacado que en su trayectoria su producción ha sido "discreta", porque siempre ha tardado "casi una década entre un libro y otro", aunque ha precisado que con los años han surgido ciertos aspectos por los que ha sentido la "obligación de sacar a flote", algo que según ha reconocido le abochorna, porque a su juicio "la poesía está llena de una vitalidad que tiene la juventud" y que él no cree tener.

"Desayuno, voy a la mesa y escribo, algo que nunca he hecho. Estoy sorprendido porque escribir así a mi edad ni es sano ni es recomendable, con los 88 años que en breve cumplo", ha manifestado.

Por su parte, Fajardo, en la misma línea de Caballero Bonald, ha señalado que para el artista "vivir con la realidad es costoso y angustioso". "Te levantas y no tienes ese arranque. No tenemos otra manera vivir si no es sobre la irrealidad", ha añadido.

El periodista y también poeta Antonio Lucas ha destacado que a la edad que tiene Caballero Bonald normalmente se leen en antologías, pero él sin embargo sigue estando entre las novedades. Además, ha añadido que este libro tiene "algo que sorprende", una "estampa más inflamable con imaginación más poderosa".

A su juicio, la capacidad de "insumisión" del escritor va más allá de la "rebeldía" del autor, de quien pone de relieve su "textura lírica en los pensamientos", así como su "desafío en lo poético y en lo intelectual". "Hace falta esa gota de pureza de las palabras", ha dicho.