Inauguran una estatua de Confucio cerca del retrato de Mao en Tiananmen

Situado en el exterior del Museo Nacional de China, el nuevo monumento alzado en el corazón político de Pekín "es parte del esfuerzo de promover la cultura china tradicional", precisa el periódico "China Daily".

El director del citado museo, Lu Zhangshen, señaló en la ceremonia inaugural, celebrada esta semana, que Confucio (nacido en el 551 a. C.) fue respetado como un sabio en la mayoría de las dinastías, como símbolo de la civilización china en el exterior, y será un emblema en el lugar.

La estatua es obra de Wu Weishan, famoso escultor originario de Nankín (provincia de Jiangsu, este) que desde 1994 esculpió más de 20 estatuas de Confucio en diferentes materiales y estilos para lugares muy diversos, algunos de ellos también fuera de China.

"He querido presentar a Confucio como un elemento clave en la historia de la filosofía y la cultura chinas", ya que representa una imagen amigable y erudita mientras sonríe desde las alturas a quienes pasan por la avenida Chang An, dijo Wu al inaugurarse la estatua.

"Cuando los transeúntes miren sus ojos, podrán sentir una cierta comunicación espiritual con el antiguo sabio", añadió Wu.

Algunos de los viandantes consultados por el diario dijeron apoyar la promoción del confucionismo con la instalación de esculturas e Institutos Confucio en todo el mundo para divulgar el pensamiento del filósofo.

Según los expertos, la mayoría las frases confucianas destilan un humanismo laico y ejemplo de ello son algunos lemas como: "lo que no desees para ti mismo, no se lo hagas a otros", "el Gobierno debe hacer felices a los habitantes locales y atraer a inmigrantes llegados de lejos" o "ayudaremos al líder político diciéndole la verdad, aunque le ofenda".

La filosofía confuciana, que cuenta en los últimos años con el favor gubernamental, subraya también con gran claridad el respeto a la jerarquía y la responsabilidad hacia la familia, entre otros asuntos.

En algunos lugares simbólicos, como la prestigiosa Universidad Tsinghua de Pekín, la estatua de Confucio reemplazó a la de Mao Zedong, mientras que una gran producción cinematográfica estatal sobre Confucio fue ampliamente proyectada en las pantallas chinas durante 2009, y ya hay colegios privados confucianos.

El renacimiento de Confucio es un asunto tanto público como privado, tanto social como del Estado y del Partido Comunista de China (PCCh), y los líderes repiten cada vez más el concepto de "armonía" desde que en febrero de 2005 el presidente Hu Jintao dijera que "según Confucio la armonía hay que cultivarla".

Desde entonces el máximo liderazgo del PCCh se esfuerza en sus reuniones de vincular los objetivos del régimen a la búsqueda de "una sociedad y un mundo armoniosos".

El primer ministro chino, Wen Jiabao, llegó a afirmar que la cultura tradicional china posee numerosos elementos preciosos, entre ellos "la comunidad, la armonía entre distintos puntos de vista y la posesión común del mundo".

El deseo de los líderes de revivir las enseñanzas del filósofo en la sociedad china llevó al autor del libro "El nuevo confucianismo de China", el teórico político Daniel A. Bell, a bromear afirmando que el PCCh tal vez pase a llamarse un día "Partido Confucionista de China".