Cuando sus majestades tenían su gabinete de descanso en el Prado
Yolanda Bernardo Martín
08/04/201916:11 h.No crean que esto se ve todos los días. De hecho, cuando Fernando VII era rey de España, a esta sala sólo podía entrar él y su familia. Por tanto, hoy tenemos el privilegio, real de entrar en la Sala 39, asignada al descanso del monarca si después de un paseo por el museo, su majestad, estaba cansado. Cuentan las crónicas que Fernando VII y sus infantes se paseaban por el Prado de vez en cuando y, como nos explica, Pedro Martínez Plaza, comisario de la exposición, es de suponer que utilizaban esta estancia creada expresamente para ellos.
En un rinconcito aún más privado de la sala, la sala 39A, de paredes increíblemente decoradas, descubrimos el retrete real con sus dos orinales, para ellos y ellas. Junto al mueble realizado en 1830 por Ángel Maeso, uno de los principales ebanistas de los Talleres Reales, podemos ver el neceser real. Un estuche de aseo muy bien conservado con la palangana, la jarra, la cristalería y hasta un cepillo de dientes.
Todo está dispuesto como en 1828. Paredes, de color cereza, el color vinculado a la dinastía y abarrotadas de cuadros como gustaba entonces disponen las obra de arte en los Museos. Un puzzle de retratos reales para jugar al quien es quien. Descubrir al tío, al abuelo, o el papá entre los Borbones.
Esta exposición estará abierta al público hasta el próximo 24 de noviembre. La oportunidad de ver uno de los espacios más singulares del Museo en sus dos años de historia.