Adiós al Palentino, uno de esos bares de Madrid que todos amaban

Madrid no vuelve a ser el mismo, con estas palabras Andrés Calamaro despedía este mítico bar, El Palentino. Dicen las crónicas de la Villa que nació antes de la guerra, pero decía uno de sus dueño, Casto Herrezuelo, que fue en 1942, un palentino, como no, que luego se lo traspasó al padre de Casto. Casto murió en febrero, con 80 años, después de toda una vida detrás de la barra y comenzó ahí la crónica de otra muerte anunciada, la de este bar. El Palentino era un bar de los de antaño, por donde no pasaba el tiempo ni los precios, un café 1 euro, un gin tonic 3. Olía a pepito de ternera y no sabía a clasismos, aquí bebía el obrero y el artista, el jubilado y el hipster. Aquí la vida se servía a tragos.