Sus siete cachorritos son sus mejores compañeros de juegos, pero también de comilonas. Lo que seguro que no se podía imaginar Lucy era lo que terminaría pasando al tratar de comerse una galleta. Nada más llevársela a la boca, sus mascotas se abalanzan sobre ella y la pequeña, de año y medio, termina enterrada entre los perros, entre las risas de su madre.