Bután, la única nación libre de humo en el mundo
El país impone un impuesto para controlar la afluencia de turistas
Bután, país que se encuentra en el extremo oriental del Himalaya, enclavado entre la India y el Tíbet, sorprende por su nivel cultural y social. ‘La Tierra del Dragón del Trueno’, como se conoce originariamente, es rica en belleza natural y cultura budista. Sin embargo, todo tiene su precio, según recoge CNN.
Bután ha estado cerrado a las influencias externas durante siglos. Solo abrió sus puertas al turismo en la década de 1970 y decidió adoptar un enfoque único para la occidentalización, adoptando un concepto conocido como "Índice de Felicidad Nacional Bruto". Un enfoque comunitario que fomenta el desarrollo sostenible.
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El país impone un tributo de 225 euros por día a cada persona para administrar la afluencia dentro del mandato de Felicidad Nacional Bruta. Este gravamen se utiliza para compensar el impacto ambiental de miles de visitantes. El resultado, menos carbono negativo.
Lotay Tshering, doctor y primer ministro de Bután, explica la función del Índice de Felicidad. “Cuando hablamos de Felicidad Nacional Bruta, no se trata de ninguna celebración. Significa satisfacción, control de tu mente, control de deseos en tu vida. No hay que estar celoso de los demás, hay que ser feliz con lo que se tiene. Hay que ser comprensivo en una sociedad en la que puedas ser feliz compartiendo”, señala.
Bolsas de plástico prohibidas desde 1999
Bután ha estado ligado durante mucho tiempo al Fondo Mundial para la Naturaleza para proteger la vida silvestre nativa de sus parques. Las bolsas de plástico están prohibidas desde 1999 y el tabaco, desde 2005. Este hecho convierte al país en la única nación libre de humo en el mundo. Entre otras curiosidades, la televisión se introdujo en 1999 y todavía no hay semáforos en Timbu, la capital.
Según el primer ministro Lotay, alrededor del 70% del país se encuentra bajo protección forestal, algo que se refleja en su constitución y que lo cifra en un cumplimiento obligatorio del 60%. El turismo es tan restringido que se situaciones impropias como un monasterio en el valle de Haa que estuvo fuera del alcance de los turistas hasta 2002.
Sin embargo, pese a su índice, Bután no es el país más feliz del mundo. Ocupa el puesto 95 de 156 países en el informe de felicidad mundial de 2019. Entre los motivos que frenan la felicidad del pueblo butanés se encuentra la precariedad de un país mayoritariamente agrícola y alto nivel de pobreza, aunque las instituciones señalan una significante mejoría en el desarrollo político y económico.