Una de cada tres empresas españolas afectadas por el Brexit ya ha elaborado un plan de contingencia

En concreto, un 19% de las empresas encuestadas ya están implementando sus planes de contingencia, mientras que un 33% lo hará próximamente. Respecto al año pasado, hasta un 9% más de empresas españolas han elaborado un plan para mitigar los efectos del Brexit.

Ante este nuevo reto, los empresarios españoles todavía se encuentran inmersos en una "gran incertidumbre", puesto que se desconoce cual será el resultado de las negociaciones.

Por una parte, la posibilidad de no alcanzar un acuerdo entre las partes afectadas implicaría que el Reino Unido estaría sujeto a la cláusula de 'Nación más favorecida' de la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo que tendría "importantes" repercusiones arancelarias.

Entre los otros escenarios posibles, un acuerdo de libre comercio con los países comunitarios supondría la eliminación de los aranceles pero se mantendrían los costes logísticos, administrativos y financieros asociados a los trámites de despacho aduanero y a posibles retrasos en la devolución del IVA, además de otros impactos regulatorios.

EL ÁREA FINANCIERA, LA MÁS AFECTADA

Teniendo en cuenta que hasta el 46% de las empresas españolas declaran tener algún tipo de relación con el Reino Unido, el socio responsable de estrategia internacional y Brexit de KMPG, Antonio Hernández, recomienda definir una estrategia de respuesta, ya que esperar al último momento "puede dejar sin margen de maniobra a la empresa o en una posición de desventaja frente a la competencia".

Para el 45% de los empresarios encuestados, el área financiera será la más afectada por el Brexit, si bien este porcentaje ha disminuido un 6% respecto a hace un año. Por el contrario, la preocupación sobre el área fiscal se ha elevado hasta el 40%, la del modelo de negocio hasta el 39%, la legal hasta el 35% y la de cadena de suministro hasta el 33%.

Según Hernández, la encuesta de este año "indica una mayor incidencia para los empresarios de los retos en el medio plazo, derivados de eventuales barreras al comercio y una posible contracción de la economía británica, frente a la mayor preocupación por los efectos macroeconómicos más inmediatos (depreciación de la libra) que se observaba el pasado año".