Miles de peregrinos de todo el mundo se dejaron llevar por la fe en este Viernes Santo. Ante ellos, el Coliseo de Roma y el Papa Benedicto XVI que presidió el Vía Crucis. Caras de emoción iluminadas por la luz de los cirios y las palabras del Papa que este año quiso enviar un mensaje de apoyo a todos aquellos que padecen la crisis económica.