Las víctimas, todas ellas de nacionalidad china y vietnamita, eran captadas en sus países de origen con la falsa promesa de un trabajo digno en Europa. Una vez que llegaban a España, se les retiraba la documentación y se les ponía a trabajar en naves donde cultivaban la droga y donde eran obligados a vivir las 24 horas del día, sin poder salir a la calle y en condiciones muy precarias y casi de esclavitud. 21 personas han sido liberadas y otras 24 han sido detenidas, entre ellas el dueño de varios bazares chinos. Se han incautado 17.000 plantas de marihuana.