El Consejo de Seguridad condena el asalto y pide a Karzai protección a la ONU

El presidente de turno del Consejo y embajador de Colombia ante la ONU, Néstor Osorio, leyó una declaración de ese órgano en la que se subrayó "la condena en los más firmes términos" de ese asalto, que acabó con la vida de tres trabajadores internacionales y cuatro guardias nepalíes asignados a la Misión del organismo en ese país

Las protestas en Mazar-i-Sharif (norte afgano) se tornaron violentas y, tras la oración del viernes, miles de personas se echaron a las calles en protesta por la quema de un Corán, el pasado 20 de marzo, en una iglesia de Florida (EEUU), que esta semana fue denunciado por el presidente, Hamid Karzai.

Además de los siete trabajadores del organismo, murieron varios civiles entre manifestantes y atacantes.

En Oslo, el ministerio de Defensa noruego confirmó la muerte de la militar Siri Skare, de 53 años. Las otras víctimas europeas son, al parecer, de Suecia y Rumania.

Los quince, que se reunieron de urgencia y enviaron un mensaje de condolencias a familiares y amigos de las víctimas, señalaron su condena a "todo tipo de violencia y a la incitación a ella" y pidieron al Gobierno de Karzai que "lleve a los responsables ante la justicia".

También pidieron que, con la cooperación de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), las autoridades afganas "tomen todas las medidas necesarias para la protección del personal de Naciones Unidas y de sus instalaciones".

Igualmente, reafirmaron su apoyo al Gobierno y al pueblo afganos, y destacaron el trabajo conjunto con la ONU, además del compromiso del Consejo "con un seguro y estable Afganistán".

Por su parte, el subsecretario general para Operaciones de Paz, Alain LeRoy, señaló que ha sido evacuado el personal herido en el "cobarde ataque", pero que el resto sigue trabajando en la misión en Mazar-i-Sharif, a donde ya llegó desde Kabul el enviado especial para ese país, el sueco Staffan de Mistura.

LeRoy señaló que en su conversación telefónica con De Mistura, éste tenía "la impresión de que la ONU no era el objetivo del ataque, sino lo internacional", al tiempo que agregó que "hubo miles de manifestantes, algunos de ellos armados, y cuando asaltaron la misión eran tantos que los guardias de seguridad no pudieron hacerles frente".

Además, el jefe de la misión de la ONU en esa ciudad afgana resultó herido en el asalto, señaló LeRoy.

La brutalidad de ese atentado ha causado conmoción en Naciones Unidas, donde el secretario general, Ban Ki-moon, lo condenó y calificó de "ataque cobarde que no tiene justificación alguna", según su portavoz, Farhan Haq.

El sindicato del personal de la ONU en Nueva York emitió, por su parte, un comunicado en el que señaló que "una vez más personal de la ONU ha pagado con su vida al servir en un país en guerra" y pidió a las autoridades afganas que investiguen el incidente.

Igualmente, les pidió "adoptar todas las medidas posibles para proteger al personal de la ONU y prevenir estos trágicos sucesos que son recurrentes", y enviaron sus condolencias a los familiares.

Afganistán, señalaron, "es uno de los lugares más peligrosos del mundo para el personal de la ONU" y contabilizaron que desde 2009 han sido asesinados al menos diez de sus trabajadores, a los que se suman estas nuevas víctimas.

Ese mortal asalto ha sido condenado por la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, y el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, así como por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que también hizo un llamamiento a la calma e instó a todas las partes a "rechazar la violencia y resolver las diferencias mediante el diálogo".

UNAMA, que despliega sus actividades en asuntos políticos, de desarrollo y humanitarios, cuenta con unos 1.500 trabajadores de los que alrededor del 80 % son afganos, que se reparten en 18 oficinas regionales y provinciales en ese país, así como con enlaces en Islamabad y Teherán.

El pasado 22 de marzo, el Consejo de Seguridad amplió hasta el 23 de marzo de 2012 la misión de UNAMA para asistir al Gobierno de Kabul en el proceso de recuperación de la soberanía en materia de seguridad y desarrollo.

A Mistura se le encargó encabezar los esfuerzos civiles internacionales en el actual proceso de transición del país.

En particular, se le pidió que promueva un apoyo más "coherente" de la comunidad internacional a las prioridades en materia de desarrollo económico e institucional de las autoridades afganas.

Para facilitar el traspaso a Kabul de las responsabilidades de seguridad, se le pidió reforzar la cooperación con los mandos de la ISAF y la Alianza Atlántica, que tienen allí desplegados unos 140.000 hombres.