El Consejo de Seguridad amplía por un año el mandato de la misión de paz en Darfur

Los quince miembros del máximo órgano adoptaron por unanimidad la resolución que autoriza a mantener el despliegue de los "cascos azules" hasta el 31 de julio de 2011, al tiempo que les insta a hacer pleno uso de su autoridad para proteger a la población civil y garantizar la distribución de ayuda humanitaria.

Asimismo, condena las agresiones de que han sido objeto las tropas internacionales en los últimos meses y expresa preocupación por las continuas restricciones que todos los bandos en este conflicto imponen a su libertad de movimiento.

En particular, hace un llamamiento al Gobierno de Jartum para que deje de obstaculizar los vuelos de la misión de paz y el ingreso al país de su material.

Los miembros del Consejo también expresan en el documento su preocupación por el repunte de la violencia en la región, ya sea por los enfrentamientos de rebeldes con fuerzas del Gobierno, conflictos tribales o diferencias entre los distintos movimientos insurgentes.

En ese aspecto, el máximo órgano celebrará hoy otra reunión para analizar el deterioro de la seguridad en Darfur, así como la situación en el sur del Sudán, que el próximo enero realizará un referéndum de autodeterminación para decidir si se separa del resto del país.

Naciones Unidas informó el jueves que un tiroteo entre miembros de movimientos insurgentes rivales en un campo de desplazados en el oeste de Darfur se saldó con la muerte de tres personas y el incendio de varias viviendas.

Además, una patrulla de UNAMID sufrió una emboscada en otra zona de la región y siete de sus miembros resultaron heridos, según el organismo mundial.

La organización humanitaria Oxfam advirtió hoy en un comunicado que el incremento de la violencia ha dificultado la distribución de ayuda a los civiles damnificados por el conflicto, particularmente en la zona de Jebel Marra.

También resaltó la importancia de que los "cascos azules" se limiten a garantizar la protección de la población civil y no se involucren activamente en tareas humanitarias, ya que ello podría "difuminar" a los ojos de la población las diferencias entre los cooperantes y los militares.

El conflicto en Darfur ha causado al menos 300.000 muertos desde su inicio en 2003 y obligado a 2,7 millones de personas a abandonar sus comunidades de origen, según datos de Naciones Unidas.