Entreculturas reivindica el valor de la educación para integrar a los menores sirios refugiados en Líbano

"No es fácil ser un niño en Líbano y menos un niño refugiado (...) ya que afrontan problemas de discriminación, trabajo infantil y matrimonio forzado", ha explicado la responsable del proyecto de educación de Entreculturas, Andrea Zard, quien ha detallado los planes de educación de la ONG para combatir el 62 por ciento de niños refugiados que no van a la escuela.

"Es un derecho de los niños el acceso a una educación de calidad, a interactuar con otros niños y ha tener una vida segura", ha reivindicado en la presentación de la campaña Noland.

"El Ministerio promovió proyectos para dar educaciones a menores desplazados, pero en ellos se enfrentan a problemas de discriminación, a la saturación en las clases, lo que dificulta la participación y aprendizaje, y a la barrera idiomática", ha apuntado Zard, al tiempo que ha explicado que los tres proyectos de Entreculturas se centran en la educación de los menores.

PREPARARSE PARA EL SISTEMA LIBANÉS

Más de 500 estudiantes forman parte de los proyectos de la organización en Líbano cuyo principal objetivo en un periodo de seis meses es la de preparar a los niños para tener un certificado que les permita enrolarse en el sistema educativo libanés. Los esfuerzos se basan en la enseñanza de idiomas, los niños estudian inglés, francés y árabe.

No obstante, Zard ha resaltado que más allá de la labor educativa, los centros de la ONG se han convertido en "puntos de encuentro" para los desplazados y un "refugio" en mitad de la creciente conflictividad social que existe entre la comunidad de acogida y los refugiados sirios. En esta línea, ha destacado los eventos familiares y las reuniones que hacen que los menores se encuentren como en casa.

La responsable de proyectos en Oriente Próximo, Raquel Abad, ha recordado que se están registrando una cifra récord de refugiados, "la mayor desde la Segunda Guerra Mundial", y ha explicado que las trabas a la educación como pobres infraestructuras, pocos recursos humanos o materiales hacen que el 37 por ciento de los desplazados no vayan al colegio, una cifra que asciende al 87 por ciento en los países árabes.

Asimismo, ha recordado que los menores no tienen espacio para interactuar y jugar entre ellos debido a la situación de inseguridad que viven. Como ejemplo, un tercio de los refugiados sirios no salen más que contadas ocasiones a la calle por el miedo a la falta de seguridad que viven.

BENEFICIOS DE LA EDUCACIÓN

Abad ha apuntado a que los cuatro beneficios principales de la educación y principios en los que se basa la acción de Entrecultura son la escuela como espacio de protección, la capacidad que tiene la educación de fortalecer a los menores en un contexto de guerra, proporciona claves para romper con el círculo de la violencia e intolerancia y reduce el impacto psicosocial de la difícil situación que atraviesan los menores.

El acto ha contado con la presencia de Sarah Khweldi, una refugiada libia que vive en Madrid, que ha relatado su experiencia personal como desplazada. Así, ante la amenaza yihadista, que ha puesto el foco sobre las mujeres a las cuales han prohibido conducir, trabajar con hombres o frecuentar cafeterías solas o con hombres no familiares, Khweldi obligó a su hija a usar velo y vestimentas negras.

Fue tras un chequeo de milicianos cuando se dirigían a una localidad cercana a Trípoli cuando decidió dejar el país con sus hijos. "A mi hijo lo sacaron y revisaron sus pertenencias, a mí me increparon por no educarlo con más disciplina e instaron a que se alistara en las milicias (...) todo porque llevaba la foto de un rapero americano en su móvil", ha detallado Khweldi.

Por último, el acto ha concluido con el lanzamiento de unos aviones de papel de colores por parte de unos estudiantes que han participado en una jornada de sensibilización. Los alumnos han escrito unos mensajes para los niños refugiados y con esta acción simbólica han reivindicado el derecho a la educación de los menores refugiados y desplazados.