El Estado Islámico declara la guerra a toda obra de arte ajena al islam

Treinta siglos sobreviviendo a todo. Apenas unos minutos y los colosos asirios sucumben a la ignorancia de estos nuevos bárbaros. Como jinetes del apocalipsis las huestes del Estado Islámico descuartizan mucho más que piedras. Su mano destructora la guía el fanatismo y también el dinero. No es nuevo que estos descerebrados rapiñan tesoros para el mercado ilegal.Aquello que no han podido mover ha caído víctima de un califato que se impone a mazazos.