Fujimori pide el arresto domiciliario porque la cárcel "es como una pena de muerte lenta"

Fujimori ha pedido a la Sala Penal Especial de la Corte Suprema que le permita salir de la sede de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía Nacional del Perú (DIROES), donde ha cumplido ya siete años, para pasar los 18 restantes bajo arresto domiciliario.

"Pido comprender las razones humanitarias de mi pedido. Este encarcelamiento en la práctica constituye para mí una pena de muerte lenta", ha dicho el ex jefe de Estado, en declaraciones recogidas por la emisora peruana RPP.

"Si continúo así, exhalaré mi último suspiro antes de cumplir la condena total, pues no creo poder sobrevivir hasta los 95 años", ha advertido el ex dirigente, recordando los numerosos problemas de salud que ha tenido en los últimos años.

El tribunal estudiará la petición de Fujimori y se pronunciará en los próximos días. La Fiscalía ya adelantó que no tendría sentido conceder este beneficio al ex mandatario, porque en Perú el arresto domiciliario no se aplica a los condenados.

No es la primera vez que el ex presidente intenta librarse de la cárcel. En 2013 el Poder Judicial ya se negó a ponerle en arresto domiciliario y ese mismo año el actual mandatario, Ollante Humala, rechazó su solicitud de indulto humanitario.

LA SALUD DE FUJIMORI

En los últimos años, Fujimori se ha sometido a un total de cinco operaciones quirúrgicas para combatir el cáncer de lengua que padece, la última de ellas fue en 2012 y tuvo que volver al hospital por problemas de cicatrización.

En noviembre de 2011, el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas de Lima presentó un informe en el que corrobora que el ex jefe de Estado padece cáncer de lengua y una profunda depresión, entre otras dolencias propias de su edad.

Sobre Fujimori, de 76 años, pesan varias condenas. La más importante es la de 25 años de cárcel dictada en abril de 2009 por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta y por el secuestro de un empresario y un periodista. Los hechos ocurrieron en la década de 1990, cuando su Gobierno emprendió una lucha contra Sendero Luminoso.