Hamon descarta formar parte del nuevo Gobierno pero le desea "éxito"

"No voy a participar en el nuevo Gobierno de Manuel Valls. Fuimos elegidos hace ya dos años y medio para mejorar la situación de nuestros compatriotas, pero el rigor presupuestario nos impide alcanzar este objetivo", ha dicho en France 2.

Hamon ha argumentado que "hubiera sido incoherente" por su parte formar parte de un Gobierno con el que ha expresado su "desacuerdo". "He decidido salir. No voy a perder el tiempo cuestionando algo a lo que he contribuido durante los dos últimos años y medio, pero la austeridad fiscal no puede ser un objetivo político", ha subrayado.

No obstante, ha aclarado que, a pesar de sus discrepancias con el presidente francés, François Hollande, va a seguir "en la mayoría" parlamentaria. "Yo soy socialista. Creo que para que Francia salga adelante la izquierda debe resistir. No voy a pasar a la oposición. Estoy convencido de que el nuevo Gobierno debe tener éxito", ha dicho.

Sobre la situación de la izquierda, ha querido "tranquilizar a los franceses" aseverando que "ya se ha preparado su vuelta". "La nueva situación (en la Unión Europea) es que (la canciller alemana) Angela Merkel está en minoría y hay amenaza de deflación", ha señalado.

CRISIS POLÍTICA

Hamon ha hecho estas declaraciones después de que el ministro de Economía, Arnaud Montebourg, anunciara que tampoco formará parte del nuevo Ejecutivo de Valls, ratificando su postura de que "las políticas de austeridad no funcionan".

Montebourg y Hamon son dos de los ministros 'díscolos' que han precipitado la dimisión en bloque del Gobierno francés al criticar pública e insistentemente la política de austeridad presupuestaria de Hollande.

Hollande ha recibido este lunes a Valls y "le ha encargado conformar un equipo acorde con las orientaciones definidas para el país". Su composición "será anunciada el martes", cuando se conocerá el alcance de la remodelación.

Valls, antiguo ministro de Interior, asumió la jefatura del Ejecutivo el 31 de marzo de este año, en el marco de unos cambios acelerados por los malos resultados del Partido Socialista en las elecciones locales y con la popularidad del presidente en mínimos históricos.