La seguridad se ha extremado ante la amenaza de que la violencia empañe las primeras elecciones libres en 60 años. Esta misma mañana islamistas radicales irrumpían en varios centros de voto robando y quemando urnas y papeletas. Anoche, un helicóptero que llevaba material electoral era alcanzado por disparos. Uno de sus ocupantes moría. Pero ni la violencia, ni el tener que votar rodeados de edificios destruidos parece hacer mella en el ánimo de los libios.