Unas 3.000 personas marchan por México DF para condenar la excesiva presencia del Ejército

La marcha partió del Museo de Antropología, pasó por Los Pinos, residencia presidencial y desembocó frente al Senado, donde Sicilia pronunció un discurso de unos 15 minutos dirigido a todos los sectores de la sociedad.

El poeta reveló que el próximo miércoles reanudará las conversaciones con los legisladores sobre la Ley de Seguridad Nacional, cuya reforma se analiza ahora en el Congreso. Con esta norma se pretende legalizar la intervención del Ejército en todo lo que afecte al orden público.

"No queremos a los militares en esta guerra que ha dejado a miles de muertos. Se requiere una Ley de Seguridad Nacional para y por los ciudadanos que garantice la democracia y la paz en el país y que, sobre todo, permita resarcir los daños a las familias de los muertos", indicó Sicilia, citado por el diario 'El Universal'.

Además, subrayó la necesidad de reforzar el control sobre la entrada de armas estadounidenses al país iberoamericano. "Estados Unidos debe tomar conciencia de que esas armas están matando a los mexicanos. Tanto el Congreso como el presidente (Barack) Obama deben saber que es necesario cambiar esa ley, si no lo hacen, entonces ellos también son criminales", apuntó.

Por otro lado, envió también un mensaje a los "señores de la muerte", es decir a los miembros de las organizaciones criminales. "Pidan perdón a la nación y a sus víctimas. Dejen de matar, dejen de degollar, dejen de destruir la vida con sus actos, dejen de desangrar al país", solicitó.

Sicilia se convirtió en el líder del llamado movimiento Paz con Justicia y Dignidad a raíz de la muerte violenta de su hijo Juan Francisco, ocurrida el pasado 27 de marzo en Cuernavaca (Morelos). Desde entonces su caravana ha recorrido las principales ciudades del país exigiendo el cese de los combates entre uniformados y criminales.

Desde 2006, año en que Calderón llegó a la Presidencia, al menos unas 40.000 personas han muerto como consecuencia de la lucha que militares y policías libran en todo el país con las organizaciones criminales y de la guerra protagonizada por cárteles rivales para controlar la ruta de la droga hacia Estados Unidos.