Muere a los 83 años Enrique de Dinamarca, el ‘príncipe rebelde’

Sus polémicas y continuas salidas tono a lo largo de su vida le hicieron ganarse el nombre del príncipe rebelde. La más sonada en una cena de gala en la que apareció disfrazado de oso panda.

Otra mascota, Curro, en la Expo del 92, tampoco se salvó de las bromas del príncipe que no pudo ser Rey. Porque su mujer la reina Margarita Segunda no le otorgó el título de consorte cuando accedió al trono.

De ahí se explica su mal comportamiento: sus escandalosas declaraciones a la prensa en las que llegó a decir que había comido carne de perro o los incontables desplantes a su esposa.

A la que dio plantón frente a las monarquías europeas en la boda de Guillermo y Máxima de Holanda. Mientras él en una entrevista aseguraba que sentía un tonto y un inútil.

Sus extravagancias se dispararon con los celos a su hijo Federico de Dinamarca cuando Margarita le nombró su heredero.

Tras ser diagnosticado de demencia después de afirmar que no quería ser enterrado junto con su mujer si no le nombraban consorte, el príncipe Enrique ha muerto a los 83 años acompañado de Margarita y sus hijos, tras varias semanas gravemente enfermo.

La gran incógnita ahora es si se respetará su voluntad o sus restos descansarán junto al resto de monarcas daneses y sus consortes.