Pekín reconoce irregularidades en el caso de las bebés con pechos prematuros

En un comunicado enviado a la agencia estatal de noticias Xinhua, el ministerio admitió que los departamentos locales de calidad rechazaron la petición de los padres de investigar la leche infantil producida por la empresa local Synutra International.

Las autoridades recordaron que los consumidores tienen derecho a enviar muestras de alimentos cuando crean que éstos presentan problemas de calidad a las agencias de inspección alimentaria, según la Ley de Seguridad Alimentaria de China. No obstante, el Ministerio matizó que dichas agencias pueden negarse a realizar análisis cuando éstos son propuestos por consumidores individuales en el caso de que los orígenes de las muestras no estén claros, agrega el comunicado.

Los padres de las tres bebés afectadas por los síntomas de pubertad prematura y sus médicos presentaron este mes quejas contra Synutra ante dichas agencias, pero éstas se negaron a abrir una investigación aduciendo que sólo podían solicitarla empresas.

El Ministerio de Sanidad anunció hoy que un equipo formado por nueve expertos está ya investigando el caso de Synutra, que cotiza en el índice Nasdaq, y que aseguró que sus productos eran seguros porque importaba la leche de Nueva Zelanda. Sin embargo, la multinacional lechera neozelandesa Fonterra negó ayer cualquier responsabilidad en el caso de las bebés hormonadas, y señaló que la calidad de la leche en polvo que suministra a Synutra está garantizada.

El Ministerio anunció que hará público el resultado tan pronto como el equipo, formado por endocrinos, pediatras y expertos en seguridad alimentaria, obtengan las primeras conclusiones.

Casos similares

Los productos fabricados en China han protagonizado numerosas intoxicaciones masivas dentro y fuera de sus fronteras.

Uno de los escándalos alimentarios más graves estalló en 2008, cuando murieron seis bebés y otros 300.000 desarrollaron cálculos renales por la ingesta de leche adulterada de forma intencionada con melamina; el año anterior, un centenar de personas murió en Panamá tras tomar un jarabe producido en China con refrigerante para automóviles.