El populismo de ultraderecha europeo, al calor de la victoria de Trump
Ismael G. Uclés
12/11/201622:05 h.El éxito de Trump es traducido por los analistas como el voto del cabreo en la calle. El de las clases trabajadoras que se ven empobrecidas por el sistema, por la crisis financiera de 2008, por la desigualdad, por la globalización, por la pérdida de derechos sociales y laborales y, que ante la falta de expectativas, señala a los dirigentes y partidos causantes de esa etapa, para buscar, después, alternativas en los llamados discursos populistas, pero que, eso sí, es fundamental diferenciar en su raíz ideológica. Lo matizaba este mismo verano, para definir a Trump, el propio Barack Obama, al decir que su discurso no era populista, sino xenófobo, "o aún peor, cínico".
El eco de la victoria del presidente electo de EE.UU. resuena estos días entre la ultraderecha europea, desde Reino Unido, con UKIP de su mano en campaña y como bandera del Brexit, hasta llegar a Francia con Marine Le Pen, que en primavera del año que viene aspira a liderar el país, lo mismo que el eurofóbico y antiislámico Geert Wilders en Holanda. Antes, este diciembre, está por ver el impacto del referéndum constitucional en Italia, con una ultraderecha en ascenso, aunque no tanto todavía como la izquierda del populista Beppe Grillo. Un mes en el que también el ultranacionalista Norbert Hoffer, en Austria, se puede convertir en el primer jefe de Estado de ultraderecha en Europa desde la II Guerra Mundial. Con tesis antiinmigración y antirefugiados compartidas con los ultras alemanes de Pegida, donde se abre paso electoral Alternativa por Alemania, que podría entrar con fuerza en el Bundestag próximo verano. Países donde crece la ultraderecha, como Grecia, Suecia, República Checa, Dinamarca, Bulgaria, Bélgica, Rumanía o Eslovaquia, y otros, como Hungría o Polonia, donde ya se asientan en el gobierno.