Las últimas palabras del Papa Francisco sobre el atentado yihadista de París en las que dice que "si alguien insulta a mi madre puede llevarse un puñetazo" han abierto la polémica. Hay quien le critica por no poner el ejemplo tan cristiano de la otra mejilla; otros le defienden porque suponen que la ofensa a una religión no forma parte del derecho de expresión.