Tratamientos de belleza para niñas de un año

La polémica tras la apertura de Trendy Monkeys no ha hecho más que empezar. Shy Keenan, un consultor para la protección de la infancia considera este negocio "indignante" porque establece unos cánones de belleza inapropiados para niños de un año. Sin embargo, Michelle Devine, la propietaria del salón de belleza, defiende en declaraciones al diario Daily Mail, un negocio basado en una popular serie de televisión cuyo argumento gira en torno a las glamurosas vidas de un grupo de adolescentes.

A sus 28 años y con dos niñas pequeñas, Devine explica que al ir a la peluquería las niñas se siente mejor y buscan lucir bien en cada momento.

El salón abrió hace unos días y su primera clienta fue una niña de solo 16 meses. El tratamiento facial con fruta cuesta casi 6 euros, la pedicura, manicura o maquillaje 8 euros y el corte de pelo y peinado 24 euros.

El salón también ofrece un servicio especial que recoge a las niñas en su casa y las lleva al centro de belleza en una limusina. El pack, para seis niñas, cuesta 340 euros y en la semana que lleva abierto el salón se han hecho 15 reservas.

La psicóloga infantil, Judy Hutchings, ha advertido de que el salón de belleza no solo implica la sexualización de los niños sino también su comercialización".

"Esta bien hacer crecer a los niños y jugar a ponerse los tacones de mamá", ha añadido la psicóloga pero hay que tener en cuenta que a los niños actualmente "se les ha arrebatado parte de su infancia".

Claude Knights, director de una organización dedicada a la protección de la infancia, asegura que son hechos como la apertura de este negocio lo que contribuye a la sexualización de los pequeños. "Es perjudicial para el desarrollo normal de un niño". "Los niños son niños y este salón puede llevarlos por un camino muy peligroso".

Un informe publicado recientemente y avalado por el Gobierno británico reclamaba una mayor protección para los niños incluyendo el control sobre la ropa infantil, el contenido de los teléfonos móviles y la publicidad. EBP