El clérigo Abdul Aziz al Sheij indicó en una carta enviada al gobernador que estas estatuas "están prohibidas en el Islam" y que "suponen un gran pecado", según ha informado el portal de noticias saudí Jazan Today.
Al Sheij argumentó su petición en base a la prohibición del Islam de representar artísticamente a personas y animales, así como a cualquier otro sujeto figurativo, al considerarlas una forma de idolatría.