Dos imágenes: el clamor de la caravana de migrantes frente a las alambradas de Trump

Empezaron siendo 1.300 cuando el pasado 12 de octubre desde San Pedro Sula, en Honduras, se puso en marcha la caravana de migrantes que busca alcanzar el sueño de llegar a Estados Unidos para iniciar una nueva vida. Ahora, son más de 10.000 personas las que conforman esa caravana; la más numerosa que se recuerda hasta la fecha. Ellos mismos son los que relatan sus motivaciones para llevar a cabo un camino movido por la esperanza a pesar de todas las adversidades; la incertidumbre de lo que se encontrarán en su largo viaje; sus peligros e inclemencias; y sobre todo, a pesar de que desde el país en el que aspiran a vivir, su presidente, Donald Trump, les ha cerrado la puerta. Más allá, anunció el despliegue de 5.000 militares en la frontera con México y ya levanta vallas para impedirles la entrada de lo que él ha calificado como una “invasión”.

“En el lugar donde estábamos ya no hay trabajo. Hay mucha polución, mucho vandalismo, le quitan la casa a uno… Y mejor que morirse allá venirse para acá a ver si podemos lograr salir adelante”, cuenta un migrante, dando voz a los problemas que atraviesan muchos de los que se encuentran en la caravana.

“Lo que pedimos nosotros, incluso al Gobierno americano, es que sea más humano. No venimos a causar problemas. Venimos a trabajar. Somos gente que venimos a trabajar. Queremos trabajar; porque queremos mejorar el estilo de vida, lo cual no hemos tenido la oportunidad en nuestro país de hacer. No es por gusto que venimos”, relata otro.

En esta caravana hay mujeres, hombres, niños y adolescentes que buscan un futuro no solo para ellos sino para toda la familia. “Si consiguiese mi empleo busco ayudar a mi familia. Mi familia es muy pobre y yo tengo que ayudarla. Yo tengo que esforzarme y hacer mi esfuerzo y ayudarla. Tengo que salir yo por ellos”, cuenta un joven, dando visibilidad al drama.