Un ex guardia de las SS de 93 años, culpable de ser cómplice en la muerte de 5.323 personas

"Hoy quiero disculparme con aquellos que pasaron por esta locura infernal y sus familiares"
Es una sentencia simbólica. Pero es significativa porque reinvindica que los crímenes del nazismo no caducan. Un ex guardia de las SS de 93 años de edad ha sido declarado culpable de ser cómplice del asesinato de 5.232 personas en un campo de concentración nazi en los últimos días de la segunda guerra mundial.
Bruno Dey, que tenía 17 años cuando se unió al campo de concentración de Stutthof como guardia, recibió una sentencia suspendida de dos años por un tribunal de menores en Hamburgo. "El campo de concentración de Stutthof y el asesinato en masa que tuvo lugar dentro solo pudieron llevarse a cabo con su ayuda", dijo la juez Anne Meier-Göring en su veredicto. Algunas de las víctimas que sobrevivieron al terror le vieron cara a cara y no notaron en su mirada pena, aunque en el juicio el hombre argumentó que nunca hizo daño directamente a nadie y que aunque oía los gritos y veía el sufrimiento de los judíos, solo fue un elemento pasiva en su aniquilación.
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El acusado escuchó el veredicto tapándose la cara y en una silla de ruedas. La cifra de muertos incluye a 5.000 prisioneros que murieron en un brote de tifus porque se les negó el acceso a alimentos, agua y medicamentos, 200 personas que fueron gaseadas con Zyklon B y 30 personas que fueron ejecutadas con un dispositivo construido para matar de un disparo en el cuello.
¿Fue culpable de estas muertes Bruno, un joven de solo 17 años entonces? Los fiscales dejaron claro en el juicio que su papel como guardia fue vital para evitar que nadie escapara de los asesinatos en masa. Sí reconoció Bruno que las imágenes de los muertos le habían perseguido toda la vida. "Los testimonios de los testigos oculares y los informes de expertos me hicieron por primera vez completamente consciente del alcance de la crueldad y el sufrimiento. Hoy quiero disculparme con aquellos que pasaron por esta locura infernal y sus familiares. Pero declaró no culpable porque nunca hizo daño a nadie. La sentencia dice lo contrario. Y es un aviso a navegantes y seguidores de la extrema derecha en Alemania.