Nada más nacer, el pequeño George necesitó un soporte vital y desde entonces ha estado amenazado continuamente por varias enfermedades que ponían en riesgo su vida. Pero a pesar de las pocas probabilidades que tenía, George, de nueve meses, se ha recuperado milagrosamente y ahora vive en casa con su madre y su padre, en Worksop, Nottinghamshire, Reino Unido.