El mediador agredido que paró a un maltratador. "Soy un pequeño hombre"
Alfonso Magaña ha recibido un premio por su acto heróico. Nosotros contamos su historia porque es un ejemplo en esta sociedad a veces demasiado autista. Él se define como un “un pequeño hombre” pero es un hombre grande que, llevado por su corazón, salvó a una maltratada. Ese día se celebraba una feria vegana en Zaragoza y en una de las casetas vio como un hombre amenazaba de muerte a un camarero primero y a su pareja a continuación, además de escupirla y golpearla. El maltratador pudo dar un tortazo, cuando iba a seguir machacando a su novia, Alfonso se metió en medio y lo paró. La respuesta fue una paliza que dejó a Alfonso así como lo ven; le tuvieron que reconstruir la nariz y estuvo tiempo en el hospital con un traumatismo craneoencefálico y cosido por toda la cara. "Algunos pensaron que se había acabado mi historia" repite. Ese día no llevaba su uniforme de vigilante jurado pero actuó sin pensarlo, movido por el instinto de la rabia al ver el maltrato a una mujer llamada Laura. Y quizá explica él por el respeto que tiene a las mujeres, tiene cino hermanas y una madre que le han enseñado todo lo que es. El agresor se marchó después de amenazar de nuevo a la chica y a su hija, y dejando a Alfonso tirado en el suelo. Este hombre bueno no se cree un héroe y volvería a poner su cara en una situación parecida. Le manda un mensaje a su agresor: “Si vuelves a intentarlo encontrarás mi cara y la de 200 personas que estaban allí, y cuando te canses de romper caras te las tendrás que ver con la justicia”. Laura no puso denuncia, avergonzada se disculpó, pero Alfonso tiene muy claro que el foco no hay que ponerlo en ella; ella no tiene la culpa. Esto es lo que escribió en su facebook y aquí reproducimos con el permiso de este héroe anónimo:
“Mis queridos amigos faceboockers, cada día más y más practicante en la no violencia y en la no pasividad. El problema de la violencia machista me salpicó el otro día a la cara si cabe con más cercanía. Una mujer llamada Laura era insultada, escupida y recibía un tortazo ante mis ojos. Ya se estaba avisando a la policía, pero le estaba pegando ya. Abordé al maltratador separándolo y diciendo las palabras mágicas BASTA YA, DÉJALA. Surtieron efecto y ante mi paz valiente sosegada y tibetana me partió la cara. Con dos puñetazos me dejo inconsciente sobre un charco de mi propia sangre.
Ocurrió en el espacio Luis Buñuel durante una feria vegana y contra el maltrato animal.
Desde aquí reafirmar que OS QUEREMOS VIVAS y recordar con humildad que todos somos ellas. Que sin las mujeres no somos sino bastardos como el tal Dani pareja y maltratador de Laurak, enamorada de él y que sin poder salir del circulo morirá asesinada por ese criminal que hoy orgulloso pasea libre por nuestras calles en espera de juicio.
No. No estoy loco. Su puño se hará pedazos contra las miles de caras que tendrá que partir. Así fue en el sábado en el mercadillo, la gente dio la cara contra el maltrato. Gracias a todos. Gracias a Guillermo, Luz, Jorge, Pili, Gracias a todos los asistentes. Gracias a mis hijos por cómo me cuidan y dan amor. Y a mis hermanos y hermanas. Mis días comienzan cada vez que os abro en mis ojos.”