Bolivia no irá a la toma de decisiones de la CAN hasta que vuelva el voto por consenso

En entrevista con la televisión estatal, Choquehuanca dijo que "mientras la Comunidad Andina no retorne al sistema del consenso, (...) Bolivia ha anunciado que no va a participar de ninguna reunión donde se tomen decisiones".

"Estamos en la Comunidad Andina, estamos participando, están trabajando nuestros equipos, pero en las reuniones en que se tomen decisiones, Bolivia no va a participar", dijo el canciller.

Para el ministro, permitir la "toma de decisiones" por el sistema de votación sería "permitir la violación de la soberanía" de Bolivia.

Según explicó el ministro, la normativa andina exige que la "toma de decisiones" se haga "por consenso, sin tener el voto negativo" de ninguno de los cuatro integrantes, mientras "la aprobación de propuestas" puede hacerse por el sistema de votación.

"Las decisiones de la Comunidad Andina se toman por consenso porque tienen carácter supranacional y no necesitan la aprobación de los parlamentos. Por eso es importante que se tomen por consenso", insistió el canciller.

"Después de 40 años de practicar el consenso" los otros tres integrantes del bloque, Colombia, Ecuador y Perú, "han cambiado el sistema de votación en la Comunidad Andina" y "han impuesto" su decisión a Bolivia, denunció.

Las diferencias internas entre los andinos llevaron primero a Perú y Colombia, y luego a Ecuador, a dar por fracasadas las negociaciones "bloque a bloque" para un acuerdo de asociación con la Unión Europea y a buscar acuerdos comerciales bilaterales.

El origen de la crisis en la CAN es precisamente una decisión a la que se opuso Bolivia y que abrió la puerta a que los países miembros de ese grupo puedan negociar individualmente una asociación con la UE, como ya están haciendo Colombia, Ecuador y Perú.

Bolivia, que es partidaria de la modalidad de negociación "bloque a bloque", ha exigido la renuncia del secretario general de la CAN, Fredy Ehlers, pero Bogotá, Lima y Quito no están dispuestos a ello, según el jefe de la diplomacia ecuatoriana, Fander Falconi.