Clegg pide a sus correligionarios calma y apoyo para cambiar el Reino Unido

En un esperado discurso durante el congreso anual de la formación política, que concluye este miércoles en Liverpool (noroeste de Inglaterra), Clegg quiso disipar los temores de los militantes que se sienten incómodos siendo partícipes de políticas impulsadas por los conservadores, en particular los drásticos recortes previstos para atajar el déficit.

En su intervención, el líder liberaldemócrata recordó que gobernar en coalición -algo a lo que el país no está acostumbrado, debido a un sistema electoral que favorece el bipartidismo- conlleva ceder terreno y dijo que el actual Ejecutivo no aplica el manifiesto liberal, dado que el partido no ganó las elecciones, pero tampoco el conservador, sino que sigue "una agenda común".

Prometió que el Partido Liberal Demócrata, tercera fuerza en el Reino Unido en número de votos y afiliados, conservará su identidad "y no perderá su alma", aunque tenga que tomar decisiones difíciles en el poder.

Recordó también la importancia de ganar el próximo mayo el referendo para la reforma del sistema electoral para conseguir otro más representativo, lo que aumentaría las posibilidades del partido de llegar a gobernar en solitario.

Clegg, que demostró sus dotes de orador recitando un largo discurso aparentemente de memoria, justificó la decisión de aceptar gobernar con los conservadores -en principio su antítesis política- porque había que "atrapar" la oportunidad de cambio que se presentaba.

"Mantengamos la calma y habremos cambiado la política británica para siempre. Mantengamos la calma y habremos cambiado el Reino Unido para siempre", dijo a los delegados.

El líder liberal enumeró los logros del partido en los apenas cinco meses de Gobierno, como la convocatoria del citado referendo, la elevación del umbral para empezar a pagar impuesto sobre la renta o la eliminación del carné de identidad.

El "número dos" del Ejecutivo británico confesó que no se esperaba que los conservadores del primer ministro David Cameron fueran a tender una mano tan abierta, pero lo hicieron, y el resultado, según Clegg, es una nueva manera de hacer política, "plural, en sociedad y de coalición".

"Es el Gobierno adecuado para este momento", subrayó.

Clegg reconoció que la tarea más difícil que afrontan es atajar el déficit y aseguró que los drásticos recortes impulsados por sus socios son la única manera de conseguirlo.

Se comprometió sin embargo a asegurarse de que se aplican con justicia, "sin repetir los errores de los años 80" (la época del Thatcherismo), y dijo que la recompensa sería haber enjugado la deuda para las próximas elecciones, en 2015.

Para compensar los recortes previstos en los subsidios sociales y decenas de miles de despidos en el sector público, se introducirá una tasa a los bancos y se combatirá como nunca la evasión fiscal, manifestó.

Clegg aprovechó el discurso para arremeter contra el Partido Laborista -sus críticos más fieros, al acusar a los liberales de haber sacrificado sus principios por el poder-, y le achacó haber dejado el país en la ruina y no haber aprovechado sus 13 años de gobierno para mejorar las condiciones de los más desfavorecidos.

El líder liberaldemócrata, que abandonó la sala acompañado por su esposa, la española Míriam González, avisó a sus colegas de que "el futuro no será fácil, pero -dijo- la recompensa a largo plazo será grande".

"Apoyadnos mientras reconstruimos la economía. Apoyadnos mientras restauramos nuestras libertades civiles, cuidamos de nuestros niños y reparamos nuestra política. Apoyadnos y juntos cambiaremos el Reino Unido para siempre", sentenció.