Keiko Fujimori celebra su paso a la segunda vuelta con la promesa de combatir la pobreza

En un balcón del céntrico hotel Bolívar, Fujimori dijo que los resultados de la encuestadora Datum y la organización civil Transparencia son contundentes y que puede decir con tranquilidad y serenidad: "¡Estamos ya en segunda vuelta!".

Según esos resultados de conteo rápido, Fujimori tiene el 23% de los votos, detrás del nacionalista Ollanta Humala con 31%, y por encima del candidato Pedro Pablo Kuczynski, que obtuvo el 18%.

Tras la algarabía que se desató en la calle, la hija del ex mandatario Alberto Fujimori expresó que estaba a favor de que el país siga progresando y que no mire al pasado.

En ese sentido, añadió que trabajará con respeto a la democracia, los derechos humanos y la libertad de prensa.

"Tengo un compromiso para trabajar para que el Perú siga creciendo, recibiendo inversiones, pero también de lucha contra la pobreza, la desigualdad y la violencia", manifestó Fujimori.

Además, hizo un llamamiento para trabajar juntos para que el Perú sea un sólo país, donde el crecimiento llegue a todos los peruanos, pues los pobladores de los asentamientos humanos no tienen agua ni títulos de propiedad.

Fujimori dijo que el camino hacia la presidencia es aún largo, "faltan varias semanas", apuntó, y pidió que se mantenga la "actitud de humildad, sin soberbia y sin triunfalismos".

La candidata de Fuerza 2011 dijo que su rival en la segunda vuelta, Ollanta Humala, es "un buen candidato" y pidió un aplauso para todos los postulantes presidenciales que participaron hoy en los comicios.

"Gracias, Perú, por confiar en mí, no los voy a defraudar, mi juventud me da más energía, mañana seguiremos trabajando como siempre", dijo Keiko en medio de una lluvia de papel picado y canciones de tecnocumbia creadas especialmente para su campaña.

La candidata también tuvo palabras de agradecimiento para sus padres, sus hermanos, su esposo Mark y sus pequeñas hijas, que la acompañaron en el balcón desde el cual se dirigió a sus seguidores.

Sus simpatizantes esperaron varias horas en una calle aledaña al hotel, cantando las canciones de campaña y agitando miles de banderines anaranjados, el color del fujimorismo, hasta la salida de la candidata que fue recibida con gritos de emoción y aplausos.