Margallo, sobre el combate contra el yihadismo: "Estamos luchando para que no nos maten"

Pone como ejemplo la versión del Islam que promueve Jordania: una religión de paz

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha expresado este domingo de forma muy gráfica el porqué de la lucha internacional contra el terrorismo yihadista, en la que España participa: "Estamos luchando para que no nos maten" unos grupos extremistas como Al Qaeda o el Estado Islámico con los que, ha subrayado, "no se puede dialogar".

En declaraciones a los medios de comunicación tras reunirse en Amán con el primer ministro jordano, Abdulá Ensour, el ministro ha puesto como ejemplo la versión del Islam que difunde Jordania y que es coincidente con los orígenes de esta religión, a la que ha definido como una "religión de paz", a pesar de las interpretaciones "peculiarísimas" de las minorías extremistas.

Frente a estos extremistas que golpean en primer lugar, ha recordado, a los países islámicos que no comulgan con sus ideas; y en segundo lugar, a las sociedades occidentales a las que consideran "infieles", el ministro ha defendido la necesidad de crear un "clima de diálogo entre el Islam y el mundo occidental" para propagar los principios y valores que les son "comunes, que son muchos".

Bajo su punto de vista, lo que hay que hacer es "ayudar a los países islámicos que están intentado crear un clima de libertad, de respeto y de derechos humanos y de prosperidad económica" para sus ciudadanos, pues ésta es la "mejor receta para evitar que los movimientos extremistas se expandan" por el mundo.

ALERTA CONTRA LA ISLAMOFOBIA

El ministro ha subrayado que las "atrocidades" vistas esta semana en Francia, con un atentado contra la libertad de expresión que representa el semanario satírico 'Charlie Hebdo' y otro ataque antisemita contra una tienda de productos para judíos nos retrotraen a las "épocas más oscuras" del siglo pasado. Dos horrores a los que no debe unirse un tercero, "la islamofobia", ha alertado.

García-Margallo ha tenido oportunidad de conversar con el primer ministro jordano acerca de la amenaza del terrorismo yihadista y le ha agradecido la presencia de los Reyes Abdallá II y Rania en la marcha de París, pues supone la manifestación de la "repulsa" que genera entre la mayoría de musulmanes unas "atrocidades que desvirtúan el mensaje de paz que el Islam" ha representado "siempre".

NO VERÁ A ABBAS

La presencia del monarca en París ha obligado a alterar la agenda del ministro y a aplazar al lunes la audiencia que tenía con el Rey. También se ha caído de la agenda la entrevista de esta tarde en Amán con el presidente palestino, Mahmud Abbas, que también ha acudido a la manifestación de París. Sin embargo, la reunión con Abbas es más difícil de volver a programar, puesto que el presidente palestino tenía previsto hacer una visita a Turquía a primeros de esta semana.

García-Margallo también ha saludado la presencia de Abbas en París, pues significa el "compromiso de la Autoridad Palestina en su lucha contra el exclusivismo y la deriva totalitaria de los movimientos extremistas".

Con el jefe del Gobierno jordano, el ministro también ha intercambiado impresiones sobre la participación de España y Jordania en la coalición internacional contra el Estado Islámico en Irak y han acordado un diálogo permanente entre sus Embajadas en Nueva York y Bruselas para intentar coordinar posiciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde los dos países coincidirán este año como miembros no permanentes.

También ha conversado con el primer ministro de las proyectos que empresas españolas desarrollan en Jordania y las oportunidades que se pueden abrir como consecuencia de la apuesta que el país árabe está haciendo por la energía solar, un ámbito en el que las compañías españolas son líderes mundiales.

Precisamente en la tarde de este lunes, el jefe de la diplomacia española tiene previsto mantener un encuentro de trabajo con empresarios españoles que tienen negocios en Jordania para escuchar sus inquietudes y necesidades, como suele hacer el ministro cada vez que viaja al extranjero.