El Partido Popular Europeo y un grupo de ex presos cubanos insisten en no flexibilizar la relación UE-Cuba

La familia conservadora europea ha expresado su respaldo a una carta que diecisiete de esos ex presos han dirigido a los líderes comunitarios para que no modifiquen la llamada "posición común", la política de la UE que condiciona las relaciones con La Habana a los avances democráticos y en materia de derechos humanos en la isla.

Su postura es opuesta a la que defiende el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien insiste desde hace meses en sustituir esa posición por un diálogo bilateral con las autoridades cubanas.

Según el secretario general del PPE, Antonio López-Istúriz, su familia política se va a oponer a cualquier modificación "mientras no existan gestos como la liberación total de todos los prisioneros políticos y de conciencia de Cuba y no se produzca un cambio dramático en materia de derechos humanos en la isla".

En declaraciones a los periodistas al margen de la reunión que los líderes del PPE celebran hoy en Bruselas, López-Istúriz ha asegurado que el sentimiento en los miembros de la UE es cada vez más favorable a esa tesis y, por tanto, contrario a las ideas de Moratinos.

"Ya son numerosas las cancillerías que están mostrando en este momento sus muy fuertes dudas sobre la necesidad de este cambio", ha explicado, al considerar que de ahí derivan los retrasos a la hora de analizar el asunto por parte de la UE.

La carta de los ex presos cubanos, que hoy pasó por la mesa de los líderes conservadores europeos, critica la "voluntad manifiesta de algunos países europeos de modificar la 'posición común'" y recuerda que el "Gobierno cubano no ha dado pasos que evidencien una clara decisión de avanzar hacia la democracia".

En los últimos días, un pequeño grupo de esos opositores invitados por el PPE ha defendido en Bruselas su postura y ha protagonizado un cruce de declaraciones con Moratinos, quien opinó que el esfuerzo diplomático español da sus frutos y que la presencia de los ex prisioneros en la capital belga "es una prueba de la libertad que han alcanzado".