Putin visita Bulgaria para impulsar el gasoducto South Stream

Se espera que Putin cierre con su homólogo búlgaro, Boiko Borisov, la aprobación de proyectos energéticos que ya habían sido pactados con la anterior Administración búlgara, y que el nuevo primer ministro empezó a cuestionar tras ser elegido en 2009.

Entre los proyectos que el Ejecutivo de Borisov había planteado abandonar estaban la "South Stream", la planta nuclear de Belene y el oleoducto desde el puerto búlgaro de Burgas, en el Mar Negro, hasta el griego de Alejandrópolis, en el Egeo.

La llegada de Putin fue precedida por una visita de trabajo del presidente de la compañía rusa Gazprom, Alexéi Miller, para asegurar la participación búlgara en esos proyectos.

De esta visita salió la confirmación de que Bulgaria estará en el "South Stream" y de que el gasoducto comenzará a funcionar en 2015.

Las dos partes han acordado incluso la creación de una empresa de riesgo compartido que se encargará de la construcción del tramo búlgaro de la South Stream, una iniciativa que se espera sea firmada durante la visita mañana de Putin.

El secretismo sobre a agenda de Putín es total y lo único que ha trascendido es que llegará a Sofía alrededor de mediodía y se quedará en el país apenas cinco horas.

El "South Stream", con un coste de 8.600 millones de euros, tiene previsto bombear anualmente hasta 63.000 millones de metros cúbicos de gas procedente del Caspio hasta Bulgaria, a través del mar Negro, y luego a los Balcanes y a otras zonas de Europa.

Rusia ha concertado acuerdos con Bulgaria, Serbia, Hungría, Grecia y Eslovenia para el tendido y la explotación de los correspondientes tramos nacionales, cuya construcción está a cargo de Gazprom, la italiana ENI y la francesa EDF.

Moscú planea que el gasoducto, ideado como una alternativa a la ruta ucraniana, empiece a funcionar el 31 de diciembre de 2015 y ha invitado a sumarse al proyecto a otros países interesados, como Austria y Bosnia-Herzegovina.

Este proyecto compite con el gasoducto "Nabucco", planeado por la Unión Europea para reducir la dependencia del gas ruso y que deberá unir los mares Caspio y Negro con Europa Central sin pasar por territorio de Rusia.