Urdangarín y los espías
JULIO MULEY
05/03/201315:12 h.Hay informaciones que no son aptas para los que no creen en las casualidades. Que Iñaki Urdangarín y su abogado contraten a un ingeniero informático para que les organice el sumario del caso Noos una vez levantado el secreto del sumario parece normal. Que el ingeniero cobre por sus servicios 6.900 euros, precio muy por encima al del mercado, es menos normal. Pero ya que el ingeniero, además, sea un agente del CNI especialista en intervención de comunicaciones, es lo que ha disparado todas las alarmas.
La historia comienza en Barcelona en mayo del año pasado. La policía detiene e imputa a más de un centenar de personas acusados de espiar a más de 3000 personas entre ellas personajes de relevancia como Telma Ortiz, Ignacio González o el marido de Dolores de Cospedal.
Entre los detenidos por participar en esos supuestos espionajes está el ingeniero informático Matías Bevilacqua.
En su poder tiene varios discos duros y 140.000 euros en efectivo. Preguntado por el dinero, confiesa que es agente del CNI y que en el último año ya no cobra en nómina, sino de los fondos reservados.
Pero la sorpresa salta seis meses después. Analizados los discos duros información resulta que tenía en su poder más de 10.000 correos recuperados de un servidor de los contables del Instituto Noos borrados cuando estalló el escándalo.
Dado el gran volumen del material incautado, la policía tarda seis meses en analizar todos los discos duros y, sorpresa, en uno de los pen drives del agente del CNI aparecen miles de correos del sumario del caso Noos.
Es entonces cuando el titular del Juzgado 17 de Barcelona se inhibe de esta parte del sumario en favor del juez de Palma José Castro instructor del caso Noos. El magistrado declara el secreto de esta parte de la causa y se desplaza a Barcelona a interrogar al agente del CNI, quien, según el Ministerio de Defensa, era un simple colaborador que dejó de prestar sus servicios a “La Casa” en 2008.
El agente, o ex agente o ex colaborador, según las versiones, explicó que había sido contratado y pagado por el bufete Mario Pascual Vives, mientras que la factura fue girada a Iñaki Urdangarín. Reconoce también haber recuperado del servidor de los contables del Instituto Noos más de 10.000 correos electrónicos borrados antes de que estallara el caso, pero insiste en que su trabajo no tiene nada que ver con el CNI. Asegura que es un servicio más prestado por su empresa de informática.