La madre del acusado de asesinato dice que su hijo se encerraba en casa para protegerla del marido

"Ninguno hemos sido feliz en casa", ha asegurado la mujer durante su declaración hoy como testigo en la vista oral, en la que ha narrado el martirio que vivieron tanto ella como su hija, ahora muerta, y su hijo, ahora acusado, hasta el punto de asegurar que nunca ha conocido la paz en la que vive ahora, tras la muerte de su marido.

"La paz que tengo ahora nunca la había conocido, pero no me sirve de nada sin mi hija", ha manifestado la madre del acusado, Ismael V.S., quien ha sorprendido a su abogado defensor cuando se ha acogido hoy a su derecho a no declarar en la vista oral pese al consejo del letrado de que sí lo hiciera.

La madre del procesado ha explicado que en sus 34 años de matrimonio su marido la sometió a "mucha agresividad", dando golpes, rompiendo enseres de la casa, una actitud que achacó a que bebía todos los días "mucho anís y coñac" y después pasó al consumo de cervezas, unas doce o catorce diarias.

Entre las situaciones por las que ha tenido que pasar la familia, ha relatado cómo procuraba que sus hijos estuvieran pronto en la cama para evitar que se encontrasen con su padre y, en determinadas ocasiones, llegó a tapar la boca a sus hijos cuando eran pequeños para evitar que, si lloraban, su marido pudiera alterarse más.

Ha definido a su esposo como una persona "obsesiva", a la que le parecía todo mal y al que ella tenía "terror", sin imaginarse que su hijo Ismael pudiese haber dormido con un cuchillo bajo la almohada debido también al "tantísimo terror" que tenía a su padre.

Se ha referido al encausado como una persona "callada" y a su hija como una mujer con un carácter más abierto, sin que hubiese detectado problemas entre los dos hermanos.

Ha reconocido que Ismael intentó suicidarse en 2004 en la habitación de un hotel y, a raíz de entonces siguió un tratamiento médico con pastillas, hasta que el facultativo le dijo que las dejase porque "siempre estaba tranquilo y no se metía con nadie".

La madre del acusado ha concretado que su hijo permaneció tres años sin salir de casa, al parecer porque sufría agorafobia, y ya "ni cogía el teléfono, ni abría la puerta de casa; incluso hacía pis en la botella del agua que tenía en su habitación para no salir" del dormitorio, un cuarto que limpiaba él y mantenía "impecable".

Cuando preguntaba a su hijo porqué no salía de casa, "evadía esas preguntas" y decía que su destino era quedarse en casa, un domicilio que, en opinión de la madre, no abandonaba para protegerla.

Tras recordar cómo en ocasiones la familia tenía que salir corriendo de la casa y refugiarse en la de una vecina debido a la agresividad del padre, ha explicado que su hijo Ismael sólo en una ocasión se enfrentó a su padre, para defenderla a ella.

Ocurrió en unas fechas Navideñas, cuando su marido llegó a la casa, arrancó la puerta del cuarto de baño para que saliera su hijo y la agarró a ella por el cuello.

"Me estaba asfixiando e Ismael bajó con un bate de béisbol" y golpeó con él a su padre, ha narrado la testigo, quien ha precisado que su marido la "ha martirizado toda la vida" y sabía que, si ella se separaba, su marido la mataba.

"Yo siempre tenía miedo de mi marido, nunca de mi hijo", ha resumido la mujer, a la que el acusado ha dirigido la frase "tranquila, mamá", mientras ella estaba declarando la vista oral.

Provisionalmente, el fiscal pide cuarenta años de prisión por dos delitos de asesinato y la defensa demanda la absolución porque considera inimputable al acusado, debido a que sufre psicosis esquizofrénica.

Está previsto que el juicio, que se desarrolla mediante el procedimiento de jurado popular, continúe con la declaración de más testigos y peritos.