Nadie asume responsabilidades por la violencia verbal en el Congreso

El caso es que el ambiente de los últimos días en el Congreso no resulta especialmente recomendable. La sucesión de descalificaciones, insultos y hasta un supuesto escupitajo han encendido la mecha de una situación explosiva. Lo peor es que nadie asume responsabilidades, nadie pide excusas, la culpa siempre es de los otros.

Salieron en grupo a defenderse. Después de una jornada casi imposible y siguen insistiendo en lo mismo, ellos no hicieron nada y son las auténticas víctimas de un parlamento crispado.

Insultos que dicen recibir pero sin asumir los suyos propios y cuando el presidente del Gobierno salió pidiendo una reflexión a todos. Pero el presidente fue más allá al poner a Rufián y a Pablo Casado en el mismo plano, plano de elevar la tensión. Veremos que ocurre en las próximas sesiones.