La última arma del independentismo: la huelga de hambre como amenaza

La huega de hambre a vuelto a reanimar al independentismo. Con acampada incluida frente a la prisión como respaldo a Sànchez y Turull en su segundo día de protesta en abstinencia. Apoyo que agradecen en redes sociales, que les da las fuerzas necesarias para seguir, que nunca podrán agradecer suficientemente todo lo que se está haciendo por ellos. Una medida más de presión a puertas del juicio que, más allá de los riesgos para la salud que ello comporta, muestra las diferencias estratégicas entre Junts Per Catalunya, completamente volcado, y Esquerra Republicana, que como también parte de la antigua Convergencia, no ve como atinada esta medida. De cara a la galería, favorables, con más o menos entusiasmo. "Su compromiso generará también sufrimiento en sus familias", indicaba el diputado de ERC Joan Tardà. Pero de puertas adentro, hubieran preferido centrarse en el proceso judicial y en la acción del Gobierno de la Generalitat, en jaque por otras huelgas, las de esta semana de bomberos, sanitarios y estudiantes. Y más cuando el Constitucional no piensa mover ficha. De momento, se anuncian ayunos simbólicos de apoyo y otras acciones pretendidamente espontáneas, como el corte del tráfico este mediodía en pleno centro de Barcelona.