El padre de Artur busca a su hijo en el torrente, apoyado por psicólogos
Prioridad encontrar al pequeño Artur. Es el único desparecido y todos los esfuerzos están volcados en encontrarle para mitigar en la medida que se pueda, la angustia de una familia destrozada por la riada. Primero quitan cañas y maleza, y luego levantan el fango; las capas de barro arrastradas por la riada. En cualquiera de esas capas podría estar el niño de 5 años. Lo hacen con máquinas excavadoras después de pasar los perros, especialistas en búsquedas de restos humanos. La guardia civil insiste en la zona de Son Carrió, muy delimitada por los hallazgos ayer de la mochila, una prenda, y otros objetos personales del menor. Ya han mirado pero revisan una y otra vez, quitando capas de fango. El padre del niño busca con sus manos, lleno de barro, va y viene por el torrente con un psicólogo de apoyo continuamente. Le acompañan otros familiares y amigos. Cuando llegó la gran riada el padre acababa de aterrizar en Londres donde trabaja. Regresó para unirse a la búsqueda de su familia. No se separó del torrente hasta que su mujer fue encontrada en la maleza, no lejos del lugar donde el zarandeo desplazó el vehículo en el que Joana viajaba con sus dos hijos de 5 y 7 años. La pequeña quedó liberada del vehículo, a la deriva y a favor de la corriente. El agua se la llevaba pero un ciclista alemán la agarró y logró sacarla. Joana y su pequeño Artur no lo lograron y el agua los desplazó, y los separó. Por si el cuerpo menudo del niño no estuviera cerca de Son Carrió, otros grupos de la guardia civil y la UME, recorren el cauce desde Son Carrió a s´Illot, y a la inversa. En la desembocadura los geas ya están haciendo inmersiones, y desde el aire el helicóptero hace batidas por todo el cauce, hasta la parte de arriba, donde nace el torrente desbordado. 200 efectivos de bomberos, protección civil, guardias civiles y militares de la UME, buscan a Artur.