Los primeros resultados de la inspección en la nave de el Chicle son negativos
Los perros para encontrar restos biológicos llegan de Madrid. Les espera el jefe de la investigación en Galicia, de verde, con su equipo, tomando posiciones. Un paseo para airearse los canes y el servicio de criminalística entra en la nave con sus artilugios de recogida de muestras.
Tienen que intentar determinar si con el Chicle hubo alguien más, su mujer por ejemplo, y si Diana murió en la nave, y dónde. Son 3.0000 metros cuadrados y dos plantas; en el sótano José Enrique Abuín arrojó a Diana al tanque de agua. El Chicle dijo que quemó la ropa de la joven madrileña. Podrían encontrar restos aunque el ayuntamiento ya limpió la antigua fábrica en dos ocasiones durante la desaparición y eso dificulta la inspección. Depende de los productos utilizados no todo el ADN se destruye, los perros incluso son capaces de hallar las pruebas si Diana fue agredida sexualmente.
Para ser más eficaces los 3 canes trabajan en turnos de media hora. Los agentes, con su monos blancos, introducen conos para marcar cuadrículas, y ordenar el trabajo que van haciendo los animales.
El juez instructor, con bufanda azul, verifica cualquier hallazgo determinante para la investigación. “Se ha llevado muestras y los perros han hecho su labor” nos dice el abogado de la familia de Diana. Revisan también los accesos a la antigua fábrica; si cometió el crimen en la parte de atrás podrían encontrar su rastro.