Ángel Pedralbo, psicólogo: "Los adolescentes necesitan que les escuchemos y que les digamos la verdad"

Ángel Peralbo, psicólogo, profesor y escritor, ha sido entrevistado por Roberto Fernández a través de una conexión con Informativos Telecinco en la que ha analizado los efectos del confinamiento por la crisis del coronavirus y su impacto, sobre todo, en adolescentes y niños.

Pedralbo ha explicado que la situación es un auténtico “totum revolutum” en donde los adolescentes “pasan por muchos estados de ánimo”. “En estas tres, cuatro semanas así ha sido. Desde una especie de perplejidad hasta una especie de calma forzosa; una tolerancia a la frustración que ha fluctuado enormemente”, ha precisado.

A este respecto, Pedralbo indica que “cuando los adolescentes se enfrentan a sus propios límites”, como es en estos casos, “aprenden de ellos y muchas veces cuestiones que no eran nada previsibles”.

Consciente de las dificultades de algunos padres ante posible gestos de rebeldía por la desesperación del confinamiento, Pedralbo explica que “lo primero” es que hay que ser “conscientes” de que “los adultos, los padres específicamente, van a tener que identificar muy bien cómo manejan sus emociones. Esa regulación emocional del adulto”, sostiene, “es clave para cuando te relaciones con cualquiera, y especialmente si te vas a relacionar con adolescentes”. Por eso, recomienda “calma, paciencia, resistencia, y sobre todo escoger los momentos adecuados”. “Cada cosa tiene su momento. Igual que no podemos estar todo el día preocupándonos, no podemos dejarnos llevar por la visceralidad de las respuestas que muchas veces nos llevan a ese conflicto, a ese enfrentamiento”, explica.

“Los adolescentes necesitan que les escuchemos, que les digamos la verdad y que escojamos el momento para ese diálogo y esa flexibilidad que necesitan por parte de los adultos”, incide.

Por otra parte, y cuestionado al respecto del uso de las redes por parte de los adolescentes y si se debe controlar, Pedralbo indica que “hay que buscar el equilibrio entre la total flexibilidad y el control férreo. Hay que buscar el pacto, la negociación con los adolescentes para que tomen en cierta manera alguna medida que permita conciliarlo con otro tipo de actividades. Creo que hay que conseguir que los adolescentes tomen aquí un poco la iniciativa pero que se plasmé en alguna medida que sea conciliadora y tenga solidaridad con el resto de la familia, porque si no es verdad que los adolescentes van a tener tendencia a esa especie de sobreaislamiento y obviamente lo van a acaparar con las actividades que más les gustan. Creo que hay que pedir que se impliquen, y lo saben hacer”, apunta.

Por último, atendiendo a los más mayores y cuestionado al respecto de la incertidumbre y la continua sensación de peligro en algunos adultos, el psicólogo apunta que tenemos que ser capaces de manejar un “filtro” para evitar que nos desgaste la “sobreinformación”. “Hay que evitar que esto nos lleve a ver un futuro absolutamente catastrofista. El futuro va a ser difícil, pero creo que es mucho más necesario que como adultos nos centremos en el presente, que es donde nuestro cerebro va a poder desarrollar estrategias no solo para estar bien, sino para ser eficaces. Si nos dejamos llevar por esas emociones, como puede ser el miedo, realmente estaríamos perdidos. Debemos tener también cierto positivismo y esa esperanza de la cual no nos podemos olvidar, que es la que hace que nuestra mente funcione ahora para ir prepararando un futuro que va a requerir que seamos resistentes”.